El rescate, conservación y restauración de la población de
orquídeas nativas, son los principales objetivos del Programa para el Cultivo
Sustentable de las Orquídeas del Soconusco, que recientemente cumplió 15 años y
se festejó con una iniciativa promovida por la Comisión Nacional de Áreas
Naturales Protegidas (Conanp) para extenderlo a todo el país.
De acuerdo con la investigadora de El Colegio de la Frontera
Sur (Ecosur), Anne Damon, especialista en el estudio de orquídeas (Orchidaceae)
desde hace más de 16 años y precursora del proyecto, el programa inició en 1999
trabajando principalmente con productores de café y cacao de las alturas medias
y altas del Soconusco (CHIAPAS). Durante estos años, capacitaron a más de 100
personas en varias comunidades, sin embargo, no todas dieron seguimiento.
Las orquídeas pertenecen a un grupo de plantas llamado
epifitas, lo que implica que su desarrollo es por adhesión a los troncos y
ramas de los árboles, arbustos e incluso los tallos leñosos de bejucos, palmas
y helechos arbóreos. El Soconusco, afirmó la doctora Anne Damon, es la segunda
zona más importante en cuanto a diversidad de especies de orquídeas registradas
en el país, sólo detrás de la zona El Mormón-Las Margaritas-Montebello, ubicada
también en Chiapas. No obstante, de las 314 especies registradas en la región, aproximadamente
la mitad ya han desaparecido.
El programa empezó como respuesta a las evidencias de los
escalofriantes niveles de saqueo de orquídeas de la naturaleza, además de la
destrucción y contaminación de los últimos fragmentos de selvas y bosques en el
área. Aunque el Soconusco es renombrado por ser la segunda región con mayor
riqueza de orquídeas en México, en la actualidad persisten únicamente en
cafetales tradicionales, algunos potreros y acahuales con árboles viejos, en
fragmentos de selvas o bosques, y en Áreas Naturales Protegidas”, explicó la
investigadora.
Y es que aseguró que quedan ya muy pocos fragmentos de selvas
y bosques intactos y saludables en la zona. Por ello, una de las mejores
oportunidades para la conservación de las orquídeas y muchos otros elementos de
la biodiversidad era la manutención y hasta ampliación de las plantaciones de
café tradicional y orgánico, los cuales permitían un entorno de naturaleza
saludable pues no alteraban el ecosistema y contribuían a la adaptación de unas
30 a 40 especies de orquídeas pequeñas, hasta miniaturas, que crecían en los
cafetos mismos, especialmente en los cafetales más viejos, aunque afirmó que
estos también casi han desaparecido.
En este contexto es que surgió el programa de cultivo
sustentable, que pretende dar respuesta a la problemática ambiental de la zona,
además de replicar en otras regiones del país los avances obtenidos.
Objetivos y métodos
A través del programa se busca el rescate y conservación de
las orquídeas nativas de la región, además de su aprovechamiento sustentable por
medio de la elaboración de artesanías con flores de orquídeas, como alternativa
económica para algunos pobladores de la zona cafetalera del Soconusco que
padecen de altos niveles de marginación, tasas de migración elevadas, abandono
del campo y cambios drásticos en el uso de suelo.
Lo que se pretende es la repoblación de la zona cafetalera,
fragmentos de selvas y bosques, y las zonas de amortiguamiento de las Áreas
Naturales Protegidas con orquídeas nativas provenientes de la división
vegetativa y, a largo plazo, de la propagación simbiótica por semilla de las
orquídeas en los cultivos en las comunidades.
Se intenta rescatar plantas de orquídeas en árboles secos, o
tiradas en el piso como resultado de la poda y tumba de árboles y cafetos: “A
las plantas rescatadas se les ofrece una segunda oportunidad de vida. Primero
queremos que se recuperen, crezcan y se reproduzcan, para que luego se puedan
dividir y llevar la mitad de las divisiones a establecerse de nuevo en sitios
seguros seleccionados en los fragmentos de selvas, bosques y cafetales. La otra
mitad se vuelve a sembrar en sustratos para seguir sus vidas en las galeras.
Cultivo sustentable
Los métodos de cultivo utilizados, según la doctora Damon,
son sencillos y se basan en el conocimiento de los hábitos y requerimientos
ecológicos de las orquídeas adquiridos durante varios años mediante los
trabajos de investigación en campo.
Las orquídeas tienen preferencias de altitud, temperatura,
niveles de sombra y tipo de sustrato que hay que respetar; una orquídea de la
costa no va a prosperar en un cultivo en una comunidad ubicada a 2 mil 500
metros. También son varias las especies que no se van a adaptar a estos
cultivos rústicos, como las encantadoras miniaturas del género Lepanthes,
muchas de las cuales solo prosperan en condiciones de humedad.
El método consiste en colgar las orquídeas del techo de una
galera y hay varias opciones para la construcción de esta –las cuales dependen
de las posibilidades económicas del productor–, que van desde estructuras
rústicas hechas con horcones y alambre, armazones de postes de concreto y techo
de alambre galvanizado, hasta estructuras metálicas estéticas y de larga
duración.
También, agregó la experta, hay varias opciones de sustratos
a los cuales se amarran las orquídeas, como son la corteza de árboles (los más
recomendables son de cedro, roble y chico zapote), bambú, tejas de barro
viejas, canastas con trozos de corteza, y para especies pequeñas la cáscara de
la semilla del Pataxte (Theobroma bicolor Bonpl, del mismo género que el cacao
o Theobroma cacao L.). Se utiliza hilo de pescar (calibre 50) para amarrar las
plantas a los sustratos.
Parte fundamental del programa son los cuidados que los
productores les dan a las orquídeas. Tienen que regar las plantas en ciertos
momentos y respetar ciertos horarios; revisarlas minuciosamente cada semana
para detectar y eliminar plagas o enfermedades, y siempre sería deseable
mantener una bitácora de floración y fructificación de las plantas a su cargo.
Finalmente, en el programa se da seguimiento a largo plazo y cada dos o tres
meses los productores reciben una visita en la cual se buscan soluciones para
los problemas y se hacen recomendaciones para la mejoría del cultivo.
Importancia de las orquídeas
Las orquídeas, al estar dentro del grupo de epifitas,
significa que son plantas que viven pegadas a los troncos y ramas de los
árboles, arbustos e incluso los tallos leñosos de bejucos, palmas y helechos
arbóreos, pero no son parásitas, es decir, no obtienen sus nutrientes de los
árboles en donde habitan. Se ubican allí para acercarse al sol, desarrollando
este hábito tras el proceso de evolución porque en las verdaderas selvas y
bosques penetra muy poca luz al piso.
Estas plantas no tienen sus raíces en la tierra, sino que se
extienden encima de los troncos y ramas. Contrario a lo que supone la mayoría
de la gente, las orquídeas no son parásitas, no penetran los tejidos de su
árbol y no les extraen nada, sino que se alimentan de los nutrimentos disueltos
en el agua de la lluvia y las acumulaciones de material orgánico a su
alrededor. Por ende, son muy importantes en bosques y selvas para atrapar y
reciclar nutrientes, especialmente nitrógeno”.
La diversidad total de bosques y selvas
tropicales húmedos, el 30 y hasta el 50 por ciento de las especies que se
encuentran en ellos son epifitas, es decir que habitan exclusivamente en la
copa de los árboles y pueden aportar mayor biomasa y producto fotosintético que
los mismos árboles.
La devastación parcial o total de las selvas y bosques ha
impactado fuertemente en todo el planeta, y el sureste de México no es
excepción. La deforestación propicia erosión, deslaves, pérdida de fertilidad
de los suelos, inundaciones y cambios notables en el clima. El huracán Stan en
2005 podría ser una de los señales de alarma y la muestra más importante del
efecto de la deforestación en la región del Soconusco que, por supuesto,
también implica la extinción de un elevado número de especies de epifitas,
insectos, aves, mamíferos y reptiles.
EL PROYECTO ES MUY BUENO, DESDE MI OPINIÓN CONSIDERO QUE SERA UN ÉXITO, ESPERO TENER LA FORTUNA DE VISITAR ESTOS LUGARES DONDE SE PUEDA APRECIAR ESTAS BELLEZAS NATURALES.
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